Creo que es necesario aclarar algunos conceptos generales antes de contestar concretamente a esa pregunta.
Cuidar tu salud mental
Si partimos de la premisa en la que acudir al psicólogo significa cuidar tu salud mental, creo que la respuesta es obvia: a todo el mundo le vendría bien ir al psicólogo.
De hecho, aunque seamos profesionales de salud, en cierto modo, a la hora de decidir cuándo acudir al psicólogo tendría más sentido que nos asemejásemos a acudir al gimnasio que a acudir al médico, como suele ocurrir.
Es decir, al médico generalmente acudimos cuando tenemos un problema de salud. Sin embargo, la práctica de ejercicio físico es beneficiosa para el ser humano, tenga problemas de salud o no. De igual manera ocurre con la salud mental, puedes trabajarla y cuidarla de forma continua y no sólo cuando sentimos malestar.
El estigma de acudir al psicólogo
¿Por qué dudo en si ir o no al psicólogo? Antiguamente, sólo las personas consideradas “locos” acudían al psicólogo. Ese estigma social se viene arrastrando desde hace muchos años y aunque cada vez está más normalizado acudir al psicólogo, sigue influyendo en muchas personas aun hoy en día.
Debilidad o vulnerabilidad
Otras muchas personas dudan a la hora de pedir ayudan porque tienen la creencia de que deberían poder resolverlo por ellos mismos. Por lo tanto, pedir ayuda significaría identificarse como no capaz, y disminuiría el concepto de valía de uno mismo.
Nada más lejos de la realidad. ¿Crees que deberías saber arreglar el motor de tu coche por ti mismo o lo llevas a un taller? ¿crees que deberías saber hacerte un empaste en una muela o vas al dentista? ¿crees que deberías saber bailar o vas a una escuela de danza?
¿Por qué ibas a tener que saber gestionar emociones o resolver conflictos si no te han enseñado a hacerlo?
La clave para saber cuando acudir al psicólogo
Al fin y al cabo, la respuesta es más sencilla de lo que nos pensamos. Debes acudir al psicólogo cuando se te pase por la cabeza que quizá un psicólogo te podría ayudar.
¿Y por qué digo esto? Porque la terapia es una relación entre psicólogo y paciente en la que el segundo tiene una posición activa. Esto es imprescindible. Por lo tanto, lo más importante para acudir al psicólogo no es la cantidad o calidad de problemas que tengas, sino que exista un atisbo de solicitar ayuda, de querer solucionarlos o de aprender.