Todos conocemos de forma general el estrés, lo hemos experimentado en nuestra propia piel e incluso podemos identificarlo en nosotros mismos o en otras personas. Sin embargo, pocos lo conocen en profundidad y saben, por ejemplo, que existe un tipo de estrés negativo y estrés positivo.
De hecho, lo más probable es que lo desconozcas, pero existe más de una categorización de los tipos de estrés. En este caso veremos los tipos de estrés en función de su beneficio o perjuicio.
Podríamos pensar que el estrés siempre es negativo, pero la realidad es que, como la mayoría de las cosas en la vida, todo es malo en carencia o en exceso, es decir, los extremos.
Estrés positivo o eustrés
Como decíamos, el estrés positivo existe, y es que al final, todas nuestras emociones están ahí por alguna razón, otra cosa es que las usemos como se debe, que las gestionemos nosotros a ellas, y no que ellas nos controlen a nosotros.
El estrés positivo se conoce también como eustrés. Aparece en situaciones concretas en las que existe algún problema o conflicto, alguna cosa que solucionar y nos invita a la acción.
Activa el motor de nuestro cuerpo, nos pone en marcha para que nuestra mente y cuerpo respondan al evento que tuvo lugar.
Una de las claves para que el estrés sea positivo es que desaparezca una vez solucionada la situación, que el cuerpo logre desactivarse de igual manera que se activó.
Beneficios del eustrés o estrés positivo
- Nos sirve de ayuda para resolver problemas porque nos estimula a la acción.
- Nos sentiremos con más energía para desarrollar la actividad que se nos plantee.
- Influye en la motivación y eso en la proactividad y productividad de nuestro entorno laboral y/o doméstico.
- La aparición es un síntoma de alerta, nos sirve como una sirena que nos avisa para ponernos en marcha.
- Todo es una cadena, cuando solucionas el problema te sientes bien contigo mismo y vuelves a la calma.
Estrés negativo o distrés
El distrés o estrés negativo es el considerado estrés malo.
El origen por el que puede ser negativo es diverso. Sin embargo, la consecuencia es una, genera malestar tanto a nivel mental como físico.
Puede ser que la persona no tenga las suficientes herramientas para solventar el problema que se le ha planteado, puede ser que las tenga, pero no sepa cómo hacerlo, puede ser que el estrés aparezca ante situaciones que realmente no son un problema, pero se lo puedan parecer, o que le parezcan más complejas de lo que realmente son, etc.
Consecuencias del estrés negativo
La realidad es que el estrés puede ser el previo a cualquier padecimiento o enfermedad.
¿Quiere esto decir que el estrés es el culpable de la aparición de la mayoría de las enfermedades? No directamente, pero sí es cierto que afecta gravemente, por ejemplo, al sistema inmunológico y, por ende, cuando tienes las defensas bajas eres más vulnerable a cualquier otra afección o enfermedad.
Físicas
- Acné
- Alopecia
- Dermatitis
- Cefalea
- Diarrea
- Hipertensión
- Insomnio
- Lumbago
- Migrañas
- Psoriasis
Psicológicas
- Preocupación
- Obsesión
- Bloqueo
- Dificultad para concentrarse
- Olvidos
- Irritabilidad
- Frustración
- Consumo de fármacos
¿Qué puedo hacer con el estrés negativo?
- Identificarlo como un problema: suele ocurrir que normalizamos el estrés, y creemos que es normal vivir en ese continuo estado de alerta. Incluso puede ocurrir, que llevemos tanto tiempo en esa situación que nos cueste adaptarnos a la tranquilidad.
- Intentar gestionarlo: no hay una única manera, lo que existen son pautas generales que luego hay que personalizar para cada uno de nosotros. El mismo remedio que me sirve a mi, igual no te sirve a ti. También porque lo que te estresa a ti, no me estresa a mi, y viceversa.
- Acudir a un profesional: es muy normal que al intentarlo puedas no conseguirlo. No pasa nada, para eso estamos los psicólogos, para ayudarte en este tipo de dificultades.
¿Es necesario identificar el estrés negativo como un problema en el primer paso?
Si y no. Quiero decir, todo aquello que no identifiques como un problema, no vas a buscar ni pedir ayuda para solucionarlo, porque para ti no existe.
Lo que sí puede ocurrir, es que tengas malestar y no sepas a qué se debe. Por lo tanto, puedes pedir ayuda por ese sentimiento y en el proceso terapéutico te ayudaremos a identificar de donde viene y cual es su origen. Como puede ocurrir con el estrés.
Al final, el equilibrio es difícil de conseguir respecto a prácticamente cualquier cosa, pero merece la pena la estabilidad, tranquilidad y paz que te regala el resultado.