Aunque pensándolo ahora es muy obvio, puede que ni siquiera nos lo hayamos planteado. Y es que, en tu búsqueda, puede que te encuentres con un mal psicólogo o con un buen psicólogo, como ocurriría con cualquier otro profesional.
A veces, damos por hecho que, por dedicarse al ámbito de la salud será un buen profesional, pero eso no tiene por qué ser necesariamente así.
Por lo tanto, es nuestra responsabilidad el asegurarnos de que estamos dejando nuestra salud mental en las manos adecuadas.
Pedir recomendación o buscar opiniones puede ser un primer paso muy acertado antes de comenzar la terapia.
No obstante, en el artículo de hoy hablaremos de aquellas señales a las que puedes estar pendiente, una vez que ya has comenzado el proceso terapéutico.
Mi psicólogo me juzga
Tu psicólogo debe ser la única, o al menos, la primera persona que no juzga absolutamente nada de lo que le puedas contarle en terapia.
Esto es por varios motivos. En primer lugar, no es tu amigo, por lo tanto, no cabe una opinión o un juicio de valor. Y, en segundo lugar, no es juez, por lo que tampoco es nadie para determinar lo correcto o incorrecto de tu actuación.
Si tu psicólogo te juzga o te critica tómalo en cuenta como señal de alarma para descartarlo.
Mi psicólogo me cuenta sus cosas
Puede ser que tu psicólogo pueda contar algún ejemplo referido a su vida personal y que tenga que ver con el tema en cuestión que estáis tratando en ese momento.
Eso sería algo normal, incluso beneficioso para la relación terapéutica entre ambos y que te puedas sentir identificado con el mismo problema viéndolo desde fuera.
El problema viene cuando la sesión de terapia se centra principalmente en hablar sobre tu psicólogo en vez de sobre ti, cuando acapara los temas de conversación y los dirige hacia su persona o cuando te cuenta cosas muy personales o íntimas.
En ese caso, está sobrepasando límites que no son adecuados.
No responde a mis preguntas
Es cierto que, en muchas ocasiones, el psicólogo busca, acertadamente, que la persona llegue a la conclusión por sí mismo. Ofreciéndole ayuda y guía, pero sin darle la respuesta correcta de antemano.
Sin embargo, eso no quiere decir que no pueda responder a ciertas preguntas o aclarar ciertas dudas. Sobretodo si se trata de cuestiones teóricas más que de, por ejemplo, cuestiones causales de por qué le ocurre esto o lo otro.
Si tu psicólogo nunca te responde a las preguntas que le haces, pregúntate si puede ser porque no sepa las respuestas.
Mi psicólogo me invitó a salir
Acabáramos. No, no y mil veces no. Aunque pueda parecerte una locura, ocurre.
Algunos psicólogos pueden sentirse atraídos por un paciente, sentir una conexión emocional que va más allá de la alianza terapéutica y la relación profesional.
Está claro que no puedes controlar todas tus emociones y sentimientos, pero lo que si puede controlar es lo que haces con ellos.
Si esto ocurre, es bastante fácil que se pueda perder la objetividad con la que se trabaja en el proceso terapéutico. Por lo tanto, lo idóneo sería que el psicólogo derivase a la persona a otro profesional que lo pueda atender.
Mi psicólogo no me escucha
Es una de las habilidades principales con las que debe contar un buen psicólogo, la escucha activa.
Al fin y al cabo, en la facultad te pueden enseñar muchos conocimientos, pero las habilidades tienes que adquirirlas o aprenderlas por tu cuenta.
Por eso, que un psicólogo tenga una maravillosa formación, es un requisito imprescindible pero no decisivo para determinar que sea un buen profesional.
Sólo la escucha activa ya puede ser terapéutica. Imagínate, por lo tanto, lo importante que es que un psicólogo la domine.
Me infravalora
Minimiza mis problemas. Siento que no son importantes para él o ella, o que lo que me pasa son tonterías. Me siguen afectando de la misma manera, pero no me atrevo a contárselos porque creo que no los va a poner en valor.
Desgraciadamente, esto también puede ocurrir. Otra de las características principales que debe tener un buen psicólogo es la empatía.
Conocer que un mismo evento no supone las mismas emociones y sentimientos para una persona que para otra es un principio básico. Si no sabe identificar la importancia que tiene para la persona y trabajar desde ese punto, señal de alarma.
Habla sobre la vida de otros pacientes
Una cosa es que ponga un ejemplo concreto de otra persona que acude a sesión, siempre sin desvelar su identidad ni vulnerar su intimidad, porque cree que te puede beneficiar en tu proceso conocer esa información.
Todo lo que se salga de ahí, está rompiendo el acuerdo de confidencialidad que debes haber firmado antes de comenzar la terapia y que quebranta el código ético psicológico, por lo que puede ser denunciado por ello.
En definitiva, es de vital importancia que te cuestiones, preguntes y/o valores si el profesional al que acudes es un buen o mal psicólogo. Al fin y al cabo, es tu salud mental.