¿Qué es la mitomanía?
Mitomanía, mentira patológica o pseudología fantástica son tres de los nombres más comunes que se han utilizado desde el campo de la psiquiatría para hablar de una tendencia incontrolable de mentir de forma compulsiva.
La mentira es una conducta completamente normal, que todas las personas utilizamos en algún momento de nuestra vida cotidiana. Generalmente tiene un objetivo concreto y puede llegar a ser un recurso útil, aunque desde luego no el más honesto, para conseguir nuestros propósitos.
Sin embargo, cuando la conducta de mentir pasa de ser una elección a una necesidad, y no necesariamente tiene que tener un objetivo concreto, podemos estar hablando de mitomanía.
Etimología
La palabra mitomanía tiene origen griego mythos –historia fantántisca- y manía –excitación, furia, locura-.
Fue descrita por primera vez por Anton Delbrück en la literatura médica, año 1891 en el habló de ella como pseudología fantástica.
¿Cuales son los síntomas?
La sintomatología propia de este cuadro patológico como es la mitomanía, tiene similitudes significativas con otras adicciones, ya que se trata de una necesidad imperiosa e incontrolable de mentir.
- Niveles altos de ansiedad cuando se encuentra en una situación en la que ha de mentir.
- Pensamientos en bucle, recurrentes e intrusivos sobre la necesidad de mentir.
- Incapacidad de resistir el impulso de mentir o frustración al intentar evitarlo.
- Sentimiento de satisfacción al lograr su objetivo y conseguir mentir sin ser descubierto.
¿Cómo identificar a un mitómano?
- Exageración o magnificación: en ocasiones no se trata de una falsedad completa en su historia, sino de adornarla o sobredimensionarla para hacerla más espectacular.
- Baja autoestima: puede ocurrir que las mentiras tengan como objetivo obtener atención o incluso aceptación y admiración por parte de sus oyentes, suelen ser víctimas o héroes victoriosos, pero nunca villanos, de sus fantasías.
- Estrés: suelen tener un miedo constante a ser descubiertos que les genera episodios de ansiedad y estrés muy a menudo.
- Pueden creerse sus propias mentiras: es probable que cuenten diferentes versiones de una misma historia con la misma sensación de seguridad y aplomo en su discurso.
Causas
A pesar de que hace más de 100 años desde que se escuchó por primera vez este cuadro patológico, existe escasa evidencia científica y estudios realizados al respecto.
Algunas investigaciones apuntan a que estas personas poseen un desequilibrio a nivel neurológico y un incremento de materia blanca en el cerebro, por lo que podría existir una predisposición a nivel genético para padecerla.
No obstante, otros estudios hablan de la mitomanía como un síntoma asociado a otros trastornos como pueden ser el Trastorno Límite de la Personalidad, Trastorno de Personalidad Antisocial o Esquizofrenia. De hecho, a día de hoy, no está clasificada la mitomanía en ninguno de los manuales diagnósticos –DVM V y CIE 10- como trastorno en sí mismo, ya que se ha visto que generalmente va ligada a otro trastorno primario.
Tratamiento
El tratamiento de esta patología resulta tremendamente dificultoso ya que, normalmente, estas personas no suelen acudir a terapia psicológica. Pedir ayuda y recibir atención psicológica implica la participación activa del paciente y la aceptación, asunción y reconocimiento de estar –en este caso- mintiendo, algo que resulta altamente improbable en estos perfiles. Y en los casos en los que llegan a dar el paso de acudir a terapia psicológica, suele ser por una presión familiar o por una causa judicial. Por lo tanto, es probable que, al ser por una motivación extrínseca, la colaboración, participación e implicación del paciente sea escasa y, por lo tanto, también lo sea la eficacia de la terapia.